ANIMANDO CLÁSICOSPaquito
Un poema de Salvador Díaz Mirón.
Narrado por Tay Heavengreen.
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Extraño y recio culto a la Santa Muerte Texto y fotografía Diego Pérez La calle de Alfarería 12 en el corazón de Tepito, el barrio bravo de la Ciudad de México, se convierte en un templo sagrado donde cientos de feligreses -exasperados- llegan a visitar el altar de la Santa Muerte que custodia la casa de la fallecida Enriqueta Vargas “La Madrina”. El primero de cada mes, devotos del barrio y sus alrededores llevan cargando entre sus brazos la escultura esquelética de diferentes tamaños, ataviada con telas, vestidos, túnicas y otros accesorios que cubren sus huesos. Los cómplices beatos de algún delito, inclusive asesinos, pero también familias, arriban a la oración cargados de botellas de alcohol, copados de humo del cigarro, flores y otros adornos para suplicarle a la Muerte protección, amor, salud, prosperidad y dinero. Por más escabroso que se escuche, entre cráneos se asoma “La Patrona”, mientras los piadosos encienden veladoras, bendicen cadenas con la imagen, intercambian ofrendas para la prosperidad y ovacionan su nombre. Con firmeza y al son del mariachi, atestiguo este culto. El día transcurre, la gente no para de llegar; tatuados, llorando y arrodillados; chamanes, mujeres, ancianos y niños, así es como todos se unen a esta creencia que, para el catolicismo, sigue siendo una blasfemia o inclusive una degeneración. En Teocaltepiton -barrio conocido a nivel internacional-, esta reverencia es recurrente y arrastra un pasado enigmático. El sincretismo reúne una gran cantidad de fieles que guardan respeto a la Santísima. Oración lóbrega“Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. Señor, ante tu divina presencia, Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te pedimos permiso para invocar a la Santísima Muerte, nuestra Niña Blanca. Queremos pedirte de todo corazón que destruyas o rompas todo hechizo, encantamiento y oscuridad que se presente en nuestra persona, en nuestra casa, trabajo y camino. Santísima Muerte, cuídanos de la envidia, pobreza, desamor y desempleo. Te pedimos de caridad nos concedas que tu bendita presencia alumbre nuestra casa, trabajo y la de nuestros seres queridos, dándonos el amor, prosperidad, salud y bienestar. Bendita y alabada sea tu caridad”; es parte del rezo que se escucha entre la multitud y que con brío todos aludan. Es el amor y apego que gente del barrio y de otras partes del mundo le tienen a esta imagen lóbrega. Texto y fotografías: Diego Pérez
Reportero gráfico con sede en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Interesado en temas políticos, problemas sociales, culturales y todo aquello donde sea posible la creación de una imagen, abarcando la atemporalidad y actualidad; objetividad, narrativa y estética.
ANIMANDO CLÁSICOS
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