Algo que parecía extraño, en el momento que yo me sentía un completo extraño, un taciturno viajero bajo el helado manto de la noche, mientras me consumía con un cigarro, tocó a mi puerta con el misticismo de los chamanes, con el erotismo de una mujer pasional y la sinceridad de un niño. Al abrir, acarició mis mejillas y enamoró mis oídos.
Petrificado por tan hermosa sensación; pregunte: ¿Quién eres tú? Con tres acordes de guitarra y un solo de armónica, me respondió: Yo, soy Blues. -Al paso de los inviernos y primaveras, llega ese momento, cuando no sabes qué hacer porque tu fecha de nacimiento te ha hecho viejo, cuando te ves acostado sobre una cama de miedos, acostado con el temor a no despertar, a perder “lo que has logrado”, inevitablemente intentas reciclar tus sueños, tus dulces sueños, pero los años te han hecho sordo y no logras entender la voz de tu alma, cuando esa voz fue la que te guió en tus mejores años, esa voz que te dice: si estás aquí es para disfrutar, este es tu hogar, el mundo no es aburrido si mantienes tu sonrisa, no estás sólo.
Una mañana cuando entre frías y suaves sabanas despertaba, llegase a mis oídos una frenética voz de reclamo:
-¿Cómo te atreviste?, ¿Por qué?. Aún aturdido por el efecto delirante del alcohol no supe hilar las palabras correctas para expresar mi profundo desconcierto y duda, preguntase a mi mente misma, ¿qué es lo que había hecho? Despierto bajo las nubes de la mañana, pensándote y de nuevo sin saber el por qué, desayunándome tus recuerdos, admirando tu silueta bajo la lluvia, en mis empolvadas madrugadas aún encuentro los pedazos de sueños que dejaste en mi almohada, esos sueños que ahora has dejado en el olvido, ahora que solo estoy sólo yo, mi locura, mis celos y mis sueños en un constante naufragio.
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Marzo 2024
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