hablemos caramelos y dulces profanos
se me antoja decirlo antes que lo pienses delirio arriba de voces y besos de versos eternos llevados a perdición que sepa a tu boca mi sudor de olores confundirnos com-partirnos de fluir autoexperimentación en exilio de donde vienes vengo dejemos afuera el tiempo de versos eternos voces y besos a gotas luna despide los cuerpos de cuento en cuento mar abierto apenas perceptible menguando la vida infinita torpes arranques a lujuria-ficción utopía no queda lejos de ser solamente palabra sin presente de ti, sabor el diablo que no toca aún no amanece no, desde que llueve des-prenderse a la nada des-entenderse del todo de-espacio en espacio siluetas de jade en pálida acera descienden una vez mas sumergete en mi antes que despierte en ti y así sucesivamente si niegas tu sueño entonces vida, ...no entiendo
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Como al final del día,
cuando la tierra y el sol se abrazan y copulan y se funden en el horizonte para engendrar colores en la casi noche del desierto. Desierto azul-guitarra de Paracho, como las almas atrapadas en el tiempo, como las notas de un blues antiguo, así de azul me siento. Como película en blanco y negro Tin-Tán llorando en brazos de Marcelo. La despedida de una princesa. Las lágrimas; un cigarrillo; amor barato pero bueno. Como calle de pueblito a las once de la noche, sin cantina, sin amantes traicioneros embarrando sus siluetas imperfectas en esquinas y paredes sin reflejos. No me siento, no me quiero, tengo ganas, no te encuentro. Tengo miedo de mis sombras. Ojos negros que deslumbran en la noche prostituta del momento del ensueño… Así me siento. Como agua envenenada en las vísceras del muerto, como sangre derramada en un aborto, como flor de cementerio. Agüita salada que caes del ojo de un niño huérfano. Así de azul me siento. Leerle a borrachos desconocidos
a congéneres de la existencia a empleados albañiles solitarios beodos con ojeras leerle a seres decrépitos como yo y no a pinches intelectualoides de mierda o a los mismos amigos de siempre que nada saben de lo que escribes o hablas leerle a mujeres de la noche putas que han sido violadas y no a nenas babosas que dicen que lo que escribes es bonito (yo no escribo bonito pendejas) es algo muy gratificante para el espíritu leer en cantinas escribir en cantinas donde sólo estás tú y la hoja y todos alrededor se están desintegrando y alrededor de ti se están clavando navajas picahielos fierros oxidados leer leer leer leer escribir escribir escribir escribir coger coger coger coger cagar cagar cagar cagar necesidades del alma y fisiológicas orgánicas de las entrañas más allá de metonimias hipérboles ritmos figuras literarias de academia la poesía nada tiene que ver con nimiedades de seres elevados los mediocres somos los que triunfamos ante una hoja en blanco y es un triunfo banal de un rato efímero pero al fin triunfo al menos me he derrotado una vez más En la orilla del abismo
Buscaba tu eco marítimo, Algo que me ha de perseguir el rastro Hasta la noche de mi muerte Negarte en esta voz un salto Sobre sí misma Pero se desciende El vuelo es andar marchito La búsqueda inefable de aquél que todo lo tuvo Compañero de dolor: tú y yo Traemos la misma ala rota El mismo vuelo fallido Al alto vacío La casa está más vacía que siempre,
doy vueltas por toda ella desprendiéndome una a una de mis prendas. Desnuda entre ecos musicales recorro la casa acariciando muros, cerrando los ojos, arañando con ellos el techo, sollozando en mis adentros mientras pienso -en tono bajo dentro de mi espectro-, que la única vez que existió hecho satisfecho, hubo un complemento que aún es ajeno al cuerpo. ¿Qué esperanza habrá de colgarse? si en la repisa no se acomodan la línea de juguetes que compré, ni entre los zapatos encuentro esa otra pieza para completar el par, si el compañero que tengo ladra en lugar de hablar. Me encuentro en la oscura habitación con la puerta abierta, de pie frente al espejo y observo detenida de pies a cabeza: la silueta divina que entre luces y sombras modela mi cuerpo. Seriedad que le desborda que se aprende, que se estudia, que se ama en sus contrastes. Al tiempo exacto en que la música se termina y las prendas rondan por la casa y el silencio me domina y mi alma, te llama. Repartía la hipocresía de predicar lo correcto
La misa de los domingos con su rúbrica secreta Se masturbaba desde el cielo hasta el infierno de las viudas Su lanza contenía en el extremo el veneno de las putas Las almas guerreaban la batalla de luz y sombra en sus oriundas lunas Su misión es robar al devorador de los sueños el sacramento en la llanura del que grita lejos de su tumba. es el arquero feliz del reloj descompuesto que diariamente repite su rutina cobarde confundirse en el éxodo monótono de su oficio siempre acertando al temor de equivocarse. Del escombro yacían los olores perdidos Las hojas esparcidas en la piel del aire Se retiraban puntuales del calendario nocturno. Los buitres se disfrazaban de cuervos agradecidos Se comían intestinos de cerdos de niños recién paridos. Y el hambre en su banca predilecta del parque esperaba a la orquesta visceral del lenguaje digiriendo botanas en su mesa de charco de sangre. Los homosexuales miraban dulces en los aparadores oscuros del deseo Opacos cristales reflejaban a las garzas Y caminatas de miradas inestables se perseguían en la nada Voyerismo moral de los que beben la cicuta del sacerdocio global Trompetas y tambores de elogios Inundaban al éxito de la procesión de las madres Todos menos el arquero Se congregaban en el féretro del orador promiscuo de la humanidad salvaje. El arquero del reloj descompuesto esta tensando su arco con una flecha monótona fija la certeza de la apática imprudencia dándole en el blanco del punto borrado del tiempo que avanza como en cámara lenta. El arquero está enamorado de la mujer de negro cuyo rostro se oculta bajo de un sombrero que oscurece sus ojos, su boca, su silencio con abanico negro. Horas antes del accidente del mundo Horas antes del sueño apátrido profundo y mudo. El arquero se dirige a recuperar su flecha su terror le asiste y es disparar continuamente el minutero al mismo punto del poema. Es el tiempo registrado del reloj descompuesto. La mujer cuyo sombrero desmiente la pureza de las sombras deja ver heridas en la carne de segundero de quejas con gotas azules y negros humedales de lamentos y letras es la hiel que deletrea canciones de cuerpos creados en iridiscencias. Es la moral del camino que se proyecta en el arma en el victimario y su estigma en el destino rasgado del dolor en la batalla de salvar al amor al corazón de Dios visto desde ahora como el objetivo marcado con una cruz distante dispuesta tenazmente por el arte. La amada del arquero del reloj descompuesto tiene de mascota un cuervo de lúgubres cantos y misterios sus garras sostienen números del reloj de los occisos sueños. Juega a detenerse en zanjas de llamas azules y negras y rojas y blancos gestos del cronometro terco. Las almas se transportan en el metálico féretro de silencios. conformando un réquiem sinfónico de los muertos. La amada del arquero esta alegre y escupe y tose y vomita el dolor de mustios pensamientos de claveles negros. Sus piernas delgadas aprietan las ganas del arquero que se masturba en la tarde filantrópica del cáncer en los humos de rezos y alabanzas para el Dios monstruo de lo blanco y de lo negro. La amada y el arquero sueñan en ser padres de la nada, del caos, del sufrimiento. Toca la guitarra una niña enamorada de su perro de trapo negro; Botones blancos por ojos, estambre su cabello por boca una línea trazada por el culto a la zanja del enterrador del sol en el lecho del miedo. La amada festeja los sentimientos de arquero masturbándose sobre el piano de etiqueta negro. Con un vestido de escote largo por la espalda y blanca seda Podrida se ve la imagen y se sostiene en el raso cielo. Mientras en el firmamento el Dios monstruo de lo blanco y de lo negro escribe para ellos su retrato en el fondo del cementerio y el horal se detiene y calla y estalla en la noche con los truenos. Lloran lastimosamente de rojo, de azul, de negro las cigarras en el entierro del alba. Siempre las madres solidarias en la caravana que oscurece al silencio de las velas de aura con sus doce horas de caricias que penan. Caminan las palabras con una orquídea negra en el parque con sus ventas de incienso y amuletos para la buena suerte como sus pasos marchitos en la venida de ofertas y proyectos del arte. La orquesta visceral del lenguaje queda atrapada Y su ira es contenida y reprimida en harapos y fumarolas con obsoletos ritos en una carreta de exequias, de gritos huidizos. La monótona ciudad en sus quejas discute con la luz y las sombras la caída jovial del deseo húmedo de su alma como sus sueños salvajes. La sanadora palabra advenediza en cada hogar se resguarda como nueva e inmortal carne del alba se aposenta en los instrumentos secretos de los dioses del tedio en el trabajo con esfuerzo y cansancio de las victimas de los hombres de plástico con sus precios hedonistas y necios en el discurso de los domingos por los ministros del Dios monstruo de lo blanco y de lo negro. en el promiscuo enterrador del conjuro sanador del arquero del reloj descompuesto. ¡Ho! Gran músico con su arco tenso y perfecto Atrapado en el no-tiempo. Toca tu violín con los acordes desafinados y violentos. Reclama la hoja blanca del poema vivir en el libro de los recuerdos en las notas airosas del arquero del reloj mágico de lo blanco y de lo negro. En el diario de los muertos que caminan con un brazo desprendido de un poeta inmoral Hedonista en su grito por los callejones del misterio. ¡Ho! Violinista sideral de los versos nigromantes Con su cabalística sinfonía de lo eterno. ¡Ho! Arquero del reloj descompuesto escuchemos tu música cósmica sobre la batalla final con el enterrador del sol en la fosa del no-tiempo. ¡Ho! Mesías del dolor, del tedio De lo terriblemente bello, necio y negro. ¡Ho! Mesías del reloj descompuesto de resonancias cósmicas. Complácenos con la música melancólica de tu instrumento con las lagrimas de tu violín solar cantando tu romance eterno. Tu trágico lamento escrito Fuera del caudal de mis adentros. ¡Tu estancia en el no-tiempo! A Edgar.
Me conociste tardíamente [...] y lanzaste un cable desde el otro lado del mar donde apenas vislumbré tu trémula luz que evita, ante todo, -fortaleza de árbol enraizado-, que persistan las tinieblas más allá de sus límites. Desde el silencio más gélido irrumpe el maullido más profundo de esta noche. La lluvia cae y purifica la ciudad intoxicada de adioses; rostros vacíos bajo el agua que nunca olvidaré. Afuera llueve, lloverá toda la noche; aquí dentro llueves siempre. |
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Marzo 2024
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