Repartía la hipocresía de predicar lo correcto
La misa de los domingos con su rúbrica secreta Se masturbaba desde el cielo hasta el infierno de las viudas Su lanza contenía en el extremo el veneno de las putas Las almas guerreaban la batalla de luz y sombra en sus oriundas lunas Su misión es robar al devorador de los sueños el sacramento en la llanura del que grita lejos de su tumba. es el arquero feliz del reloj descompuesto que diariamente repite su rutina cobarde confundirse en el éxodo monótono de su oficio siempre acertando al temor de equivocarse. Del escombro yacían los olores perdidos Las hojas esparcidas en la piel del aire Se retiraban puntuales del calendario nocturno. Los buitres se disfrazaban de cuervos agradecidos Se comían intestinos de cerdos de niños recién paridos. Y el hambre en su banca predilecta del parque esperaba a la orquesta visceral del lenguaje digiriendo botanas en su mesa de charco de sangre. Los homosexuales miraban dulces en los aparadores oscuros del deseo Opacos cristales reflejaban a las garzas Y caminatas de miradas inestables se perseguían en la nada Voyerismo moral de los que beben la cicuta del sacerdocio global Trompetas y tambores de elogios Inundaban al éxito de la procesión de las madres Todos menos el arquero Se congregaban en el féretro del orador promiscuo de la humanidad salvaje. El arquero del reloj descompuesto esta tensando su arco con una flecha monótona fija la certeza de la apática imprudencia dándole en el blanco del punto borrado del tiempo que avanza como en cámara lenta. El arquero está enamorado de la mujer de negro cuyo rostro se oculta bajo de un sombrero que oscurece sus ojos, su boca, su silencio con abanico negro. Horas antes del accidente del mundo Horas antes del sueño apátrido profundo y mudo. El arquero se dirige a recuperar su flecha su terror le asiste y es disparar continuamente el minutero al mismo punto del poema. Es el tiempo registrado del reloj descompuesto. La mujer cuyo sombrero desmiente la pureza de las sombras deja ver heridas en la carne de segundero de quejas con gotas azules y negros humedales de lamentos y letras es la hiel que deletrea canciones de cuerpos creados en iridiscencias. Es la moral del camino que se proyecta en el arma en el victimario y su estigma en el destino rasgado del dolor en la batalla de salvar al amor al corazón de Dios visto desde ahora como el objetivo marcado con una cruz distante dispuesta tenazmente por el arte. La amada del arquero del reloj descompuesto tiene de mascota un cuervo de lúgubres cantos y misterios sus garras sostienen números del reloj de los occisos sueños. Juega a detenerse en zanjas de llamas azules y negras y rojas y blancos gestos del cronometro terco. Las almas se transportan en el metálico féretro de silencios. conformando un réquiem sinfónico de los muertos. La amada del arquero esta alegre y escupe y tose y vomita el dolor de mustios pensamientos de claveles negros. Sus piernas delgadas aprietan las ganas del arquero que se masturba en la tarde filantrópica del cáncer en los humos de rezos y alabanzas para el Dios monstruo de lo blanco y de lo negro. La amada y el arquero sueñan en ser padres de la nada, del caos, del sufrimiento. Toca la guitarra una niña enamorada de su perro de trapo negro; Botones blancos por ojos, estambre su cabello por boca una línea trazada por el culto a la zanja del enterrador del sol en el lecho del miedo. La amada festeja los sentimientos de arquero masturbándose sobre el piano de etiqueta negro. Con un vestido de escote largo por la espalda y blanca seda Podrida se ve la imagen y se sostiene en el raso cielo. Mientras en el firmamento el Dios monstruo de lo blanco y de lo negro escribe para ellos su retrato en el fondo del cementerio y el horal se detiene y calla y estalla en la noche con los truenos. Lloran lastimosamente de rojo, de azul, de negro las cigarras en el entierro del alba. Siempre las madres solidarias en la caravana que oscurece al silencio de las velas de aura con sus doce horas de caricias que penan. Caminan las palabras con una orquídea negra en el parque con sus ventas de incienso y amuletos para la buena suerte como sus pasos marchitos en la venida de ofertas y proyectos del arte. La orquesta visceral del lenguaje queda atrapada Y su ira es contenida y reprimida en harapos y fumarolas con obsoletos ritos en una carreta de exequias, de gritos huidizos. La monótona ciudad en sus quejas discute con la luz y las sombras la caída jovial del deseo húmedo de su alma como sus sueños salvajes. La sanadora palabra advenediza en cada hogar se resguarda como nueva e inmortal carne del alba se aposenta en los instrumentos secretos de los dioses del tedio en el trabajo con esfuerzo y cansancio de las victimas de los hombres de plástico con sus precios hedonistas y necios en el discurso de los domingos por los ministros del Dios monstruo de lo blanco y de lo negro. en el promiscuo enterrador del conjuro sanador del arquero del reloj descompuesto. ¡Ho! Gran músico con su arco tenso y perfecto Atrapado en el no-tiempo. Toca tu violín con los acordes desafinados y violentos. Reclama la hoja blanca del poema vivir en el libro de los recuerdos en las notas airosas del arquero del reloj mágico de lo blanco y de lo negro. En el diario de los muertos que caminan con un brazo desprendido de un poeta inmoral Hedonista en su grito por los callejones del misterio. ¡Ho! Violinista sideral de los versos nigromantes Con su cabalística sinfonía de lo eterno. ¡Ho! Arquero del reloj descompuesto escuchemos tu música cósmica sobre la batalla final con el enterrador del sol en la fosa del no-tiempo. ¡Ho! Mesías del dolor, del tedio De lo terriblemente bello, necio y negro. ¡Ho! Mesías del reloj descompuesto de resonancias cósmicas. Complácenos con la música melancólica de tu instrumento con las lagrimas de tu violín solar cantando tu romance eterno. Tu trágico lamento escrito Fuera del caudal de mis adentros. ¡Tu estancia en el no-tiempo!
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Marzo 2024
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