[...] La ilusión se sostiene en el recuerdo, como los abrazos que aguardan la llegada del próximo tranvía [...] (Adolfo Marchena – También el silencio) También el silencio(Parte 20) Adolfo Marchena (España) La ilusión se sostiene en el recuerdo, como los abrazos que aguardan la llegada del próximo tranvía. Las nubes se suceden y transforman, mientras cobijamos nuestra inquietud en los bolsillos. Escucho a Warren Haynes, que me aproxima un poco lo imposible y todo el abandono; la guitarra afinada y afilada, el escenario y los alcoholes, la vida y sus ofensas. Todo se negocia, incluso el sueño de la libertad. ¿O acaso no distinguimos la realidad del miedo? Regreso a un hemisferio antiguo. Me lo permito entre el público que tararea y los héroes que poblaron nuestra niñez y que pudieron ser nuestros mayores. Recuerdo que no siempre las puertas se encontraban cerradas. La brisa se colaba y nunca descubrí las rendijas y el misterio. Llegaba hasta el salón, la cocina con su fuego de leña, no lo sé, llegaba desde los pájaros que se posaban en el tejado de la vieja casa. Pensé que todo estaba perdido y por un momento me figuré otro, donde el mundo resultaba obsceno y yo me precipitaba hacia el abismo. Palpitan las alas del pájaro, como mi fraseo a destiempo, congeladas, o esos ritmos heredados por el mestizaje. No nos dijimos adiós y lo echo en falta. La vida, te percatas, es eso: un pequeño hurto, una ensoñación, cadencia de fugacidad y eternidades. Todos nos preguntamos lo mismo, cuando nos damos cuenta de que la vida es eso, el reverso de los espejos mostrándonos el alma. Sábanas que se blanquean al sol junto a la huerta de la cabaña o ese pueblo de paredes blancas, donde te conocí y ya no regresaré jamás.
1 Comentario
Gilberto
5/1/2024 03:31:58 pm
Genial, me evoca gratos recuerdos.
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