Toma la decisión de una x pastilla, alprazolam y me la dan media hora antes de entrar al tratamiento. (Carlos Abraham) Dentro del tuboCarlos Abraham (Líbano-México) Me encuentro hospitalizado por un infarto que tuve hace un mes, ya el cardiólogo quiere ver qué tanto dañado quedó el corazón.
Llego el momento en el que me pidió una resonancia magnética en el aparato que realizan la tomografía, realiza la cita y le pide a una internista que cuál pastilla me recomienda para la ansiedad. Esta se la saca de la manga porque esquiva llamar a una psiquiatra y poder saber que darle a un ansioso personaje en primer grado. Toma la decisión de una x pastilla, alprazolam y me la dan media hora antes de entrar al tratamiento. Olvida que aquí en México no son puntuales las personas y se atrasa el proceso por una hora y media más, entonces cuando ya voy a pasar, y comenzaron a alistarme colocándome electrodos, para tener monitoreado mis signos vitales, termina el efecto de la pastilla. Ya con media hora de preparación me comienzan a introducir a un tubo, el tubo de la tomografía, nadie me documento de cómo sería este proceso. Comienza a succionarme poco a poco, ya sin ningún efecto de esa pastilla sacada de la manga, comencé a sentirme raro. Me advirtieron será un proceso largo como de tres horas. Comienzo a observar a mi alrededor, y lo poco que logro notar, por qué no me debo moverme y tampoco hay espacio para sentirme libre, noto todo es platico gris, lo primero que me llega a la mente es: —Estará desinfectado del COVID, como le hacen para entrar a limpiarlo. Hace mucho ruido el equipo, y te habla una persona, pensé sería la voz del chavo atento que me preparo, pero no, es una voz pregrabada como la que ponen en los vuelos de Volaris para decir: —Ventanas a los laterales. La voz me dice: —respire. Eso realizó, respiró como si fuera una clase de yoga, después escuchó: —saqué el aire, en mi mente pensé eso se llama: exhalar. Con mis nervios, mi mente logra comprender la terminología, dice que saque todo lo que respire, después escucho: —mantenga el aire, continuando con mis nervios pensaba en los sinónimos mantener es retener. Así duro el tiempo y pasaron los minutos de un reloj que yo no veía. Solo el que manejaba oculto este monstro de tubo. Ruido movimientos que dirigían mi cuerpo más adelante o hacia atrás, no sé si me mareaba o solo llego a mi mente los nuevos juegos de pantallas que hay en Disney. Jalones para adelante, jalones para atrás, solo esperaba jalones a los lados y el más especial uno que me pusiera a girar dentro del tubo para que después me llevará hasta el hiperespacio. Lo malo es que aparte de no moverse y tener los brazos pegados, el izquierdo tenía una bombona de alarma para el platico, estaba a punto de ponerme a aplastarla para sentir como si estuviera con una pelota de ansiedad y del lado derecho tenía el detector de oxígeno, pero sentía el cable medio corto, llego a mi mente esos momentos de películas donde te jala el cable y sale volando el dedo, batiendo de sangre todo. Me quede pensando que si estos procesos son caros y en algunos casos tardan un par de horas. Porque no ponen películas adentro proyectadas o decorar su pared de estrellas o dinosaurios para poder disfrutar colorido. Hay momentos donde el sarape que me pusieron en las piernas, lo siento caluroso y comienzo a sudar un poco, pero agregándole un poco más de sudor por esa ansiedad que va dando, pienso rápido y decido gritarle: — ¡Ya va a terminar! Escucho la voz que desgraciadamente dice: —Aguanta que apenas vamos a la mitad. Como se habla por aquí faltaron palabras para agregarle las groserías al preguntarle: —¡Pendejo te apuras o que! o palabras a su respuesta: —Que no sabes calcular el tiempo no seas pendejo falta un buen, el modelo es antiguo y va muy lento. Siguen esos movimientos de jalar mi cuerpo para adelante, para atrás y escuchando la grabación Como va uno en ayunas porque van a hacer parte con contraste, nadie me pudo dar un instructivo con los pasos a seguir y nunca vi nada en tick tock. Llegan nuevos pensamientos, si está este juego difícil y lo logro terminar, el chavo me va a dar un dulce o un paleta o simplemente atole con el dedo. Mi estómago pide ya comida. La mitad, pero como en todo te dicen vamos a la mitad, pero no sabe hablar el joven, se dice: —Vamos una hora apenas, es la mitad. Pero bueno habla uno como en su estado se habla. Tratare de portarme bien, porque no se si los electrodos estaban conectados a una batería y la prenden para darle a uno toques por portarse mal. Lo bueno si hay una pequeña brisa de aire para poder respirar o como pensé al principio, era el aire del espacio sideral, viajaré por el hiperespacio —¡Adiós! Después de tanto tiempo a todos les tiene que pasar, pensar en cómo se orina en este complejo tubo, si no me muevo será como lo hacen los astronautas, —¡no creo! No me pusieron un pañal. Lo normal sería orinarse sobre uno, voy a salir oliendo terrible y si el chavo es enojón me va a poner a limpiar su nave espacial, este pinche tubo, ya me lo imagino como se ha de sentir cuando la está checando y encuentre chorritos de orina por ahí. Pasó ya todo el suceso de la primera parte, me sacan a la realidad de volada y me dicen van otros 20 minutos, te vamos a poner el contraste. Es algo terrible, duele ese calor que se está metiendo por todo mi cuerpo. Estos minutos ya no sé qué hacer que inventar, me quedó callado o grito, 20 minutos es un chingo de tiempo, pobre de mí, me dio sueño y para colmo me estaba quedando dormido cuando escucho me tocan a la puerta y me gritan: —Señor por favor ayúdeme para terminar respire, para poder terminar. El cardiólogo jura que en seis meses me harán otro, espero escaparme o hacerme el perdido para no volver a regresar a esta pesadilla casi espacial. Les recomiendo que mejor coma uno saludable para que no les afecte a su corazón y no tengan que ir a este terrible tubo.
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