Lo saqué de mi corazónCarlos Abraham Pensaba que siempre iba a estar enlazado a la persona que creí amar desde mi juventud y estaría a mi lado por todo el tiempo que significa: el viviremos por el resto de nuestras vidas juntos.
El proceso de mi vida fue llevando varios cambios en cuestión tecnológica. Comencé en la época en que no existía la computadora, después me tocó su comienzo, hasta que llegó el momento de palabras y equipo como: chips, sims, tecnología de punta. Recuerdo que tenía que ver las películas de James Bond para saber qué novedades existían. Una vez mi padre me trajo de Japón el reloj que salió en Octopussy; en un viaje descubrí en una tienda de espionaje en los Yunaites, un micro chip que lo programa y vincula con el número a investigar y se inserta por una ranura en el teléfono móvil para que comience a enviar todo lo que sucede, con ese número designado. Una tarde que estaba en la tranquilidad, y el susodicho en la ciudad, comenzó a llegar toda la información de llamadas de audio y los textos de WhatsApp, pero cuál fue la sorpresa que descubrí a estas alturas su engaño. Según andaba solo de amistad, que resultó ser una vil mentira, era un rollo de faldas con una arrabalera trepadora y, para colmo, lagartona, mmm, y hasta calva. Lo mejor fue cuando a ese ser que en el pasado se le quiso, se le comentó lo que había escrito en un texto. Al pobre le ha de haber bajado todo por su cuerpo en ese momento e imagino que se puso frío como el refrigerador. Con la tecnología 5G, envía él un mensaje a ese número y en automático se entrega en mi número, y en mi mente pienso: “Gracias, bendita tecnología”. Ahora que el corazón ya está roto, extraño ese programa de la señorita Laura, para haberlo llevado y haberle dado una jaloneada con ayuda de algún guarura atractivo que salían parados con los brazos cruzados atrás de ella. La resbalosa siempre se quiere hacer la graciosa, pues le escribe algo así como: “Buenos días, verdu, how r u”, ni logra escribir bien su inglés que estudió en el colegio popular. Lo mejor es que no sabe que todo lo que se hace se paga antes de retirarse de la vida, es un juego con el karma, y se verá morir en uno de esos nuevos virus que están surgiendo en el planeta. Creo que está casada con un aburrido y neurótico, que se la pasa tejiendo y sentado afuera de su casa, platicando con sus vecinas, pues quiere ser de la alta alcurnia. No me queda más que esperar al príncipe azul de los cuentos de Disney para que me lleve cargando en sus brazos, al punto más alejado del planeta y podamos vivir un nuevo romance. Terminaré entregando mi corazón a este nuevo personaje, recordando a Sarita, en el programa de “No Empujen”, amiga de Topo Gigio y de Raúl Astor, cuando en el programa de TV entraba siendo cargada por un majestuoso Adonis (amante de Afrodita) y decía con su acento argentino: —Que me lleve este joven guapo y musculoso.
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Marzo 2024
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