Carlos Abraham - Se me olvidó un amigoComencé a sentirme sin ánimos, problemas con mi esposa por el aspecto económico. No olvido el engaño que me hizo con otro. También siento presión en el aspecto de que alguien se está preocupando por mí, pero lo pienso, ya que es de mi mismo sexo, algo muy extraño por las costumbres que fui aprendiendo en mi barrio, donde tenemos que salir a partirnos la madre con alguno en medio del camino.
Comenzaron a estallar ideas dentro de mi cabeza, salía con mi amigo en su vehículo de buena calidad, a bares en restaurantes, a cenar, a platicar y a disfrutar de lo bueno en este mundo, nos reíamos, platicábamos demasiado, algunas veces tomábamos de algún fino cognac, disfrutando cómo me raspaba en la garganta, no sabía cómo decirle que sentía algo por él, mi cabeza ocultaba cosas de mis sentimientos. Algunos fines de semana nos escapamos a una cabaña construida en su totalidad de madera, en una esquina tenía una chimenea donde permanecíamos juntos calentando nuestros cuerpos; se localizada a un par de horas de la ciudad en lo alta de la montaña. No fui capaz de cambiar algún detalle dentro de mis costumbres, comencé a notar que en mí existía el temor a entregármele completamente, además tenía el problema del fuerte aburrimiento con mi esposa, entonces tomé la decisión más simple, la que yo creía que era la adecuada; comencé a beber alcohol para guardar los sentimientos, sentía que me protegía y me volvía valiente, pero me volví hermético al tener una botella a mi lado. En las noches cuando llegaba del trabajo o de mi aventura al pequeño departamento donde vivía con mi familia, prefería salirme a la tienda de la esquina para comprar alguna caguama o una botella de tequila, y luego caminar a una de las bancas del parque para reunirme con los muy machos del barrio. Comenzaba con ellos las pláticas de los problemas que se están generando en el país, de la escasez del recurso económico, de alguna hembra que quizás alguna vez estuvimos juntos, pues ellas querían conocer a cada uno del grupo en la intimidad para poder dar el comentario entre sus amigas de quién era el mejor o quién aguantaba más en la acción; cuando nos enterábamos de los comentarios, valorábamos quién de nosotros era el que estaba mejor. Estaba sin entender por qué mi vida se estaba dirigiendo a otra dirección, tenía miedo a recibir una ayuda psiquiátrica. Comenzó a afectarme en mi organismo el estar ingiriendo demasiadas cantidades de alcohol diariamente. Nunca le dije a mi amigo que estaba utilizando el alcohol para continuar sintiendo en mí la masculinidad, y cuando sentí que el mundo estaba destrozado en su totalidad en mi vida, le comenté que me iría a trabajar a otra ciudad, en lo mismo que realizaba, solo que me habían dado la oportunidad de un mejor puesto. Se me hizo fácil engañarle, me vi muy desgraciado, nunca imaginé las consecuencias a futuro, le di una fecha de partida y terminé contándole que me iría en grupo con otros compañeros, nunca imaginé el daño que le generé su corazón por mi ausencia, no fui capaz de echarle una llamada para saludarlo. Nunca supo cabalmente que no me había ido del trabajo, que la realidad era la siguiente: Me había metido mi esposa a una casa de desintoxicación donde permanecí por dos meses internado; adentro sentía que era un régimen totalmente autoritario, donde temprano había que cumplir retos para luego realizar deberes, así comenzó el proceso de olvidar para dejar el alcohol, para ocultarme de la vida real. Para cuando terminé el tratamiento y salí al mundo nuevamente, la vida había cambiado por completo, perdí a mi amigo, tuve que buscar un nuevo empleo para continuar siendo el proveedor de dinero para mi esposa. No entendía por qué no tuve en ese momento de la vida el valor y la fuerza para haber entablado una mejor amistad con un amigo verdadero, quien se preocupaba y tenía interés por mí; podía haber dejado mi relación con mi esposa en un “standby”, por recurrir al exceso de alcohol, pero demostré ser un cobarde, que solo yo entendí. La vida es para disfrutarla en compañía de alguien con el que exista una química, sin embargo, al último entendí que podríamos haberla convivido y logrado objetivos juntos, hasta que el corazón hubiera latido demasiado fuerte, pero olvidé que existía alguien a mi lado.
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