Discurso a mi familia literariaCírdan Ápeiron (México) Les escribo a ustedes, los seres de carne y verbo mudable que me leen aún vivo de la poesía, en la palabra tentativa a ser muerte o de nuevo vida en sus consciencias líricas-cósmicas. Mi vivir es por cada estrella moribunda más solitario, refulgente para ellas o para mí, que ya no les miro por temor a recordarme acompañado por la otra; esa mujer me enseñó a iluminarme con mi propia sombra esperándome, callada o susurrante.
Sí, ustedes mis lectores son la familia literaria. Combatimos juntos entre mundillos verbales, las miserias humanas o nuestras caídas secretas, mundanas. En prosa o verso, somos personajes de otros dioses por nosotros no humanizados, con almas cuánticas, rondando el espacio indefinido, conmovidos en esa humanidad caótica que se destruye a sí misma, por ese arte suyo, en querer domar la metamorfosis interminable en la vida natural que va más allá de la visión humana. Soy un humano, más no feliz por serlo. Ustedes me leerán en cada relato siéndolo mientras sueño ser un ave sideral o un manglar poetizante; siempre amando a la mujer que, aunque humana, tengo la convicción poética, es de nuestra especie, lo más cercano a eso me han leído llamar poesía. Entonces que aquellos dioses espaciales nos recuerden por ellas. En el pasado ya he pedido que me perdone la poesía. A ustedes les ruego lo hagan por mis errores como escritor o humano renegado y arrebatado. La literatura de su inmortal viveza, sabe que no los existo para mutilar la estética trascendente en ella, sino porque mi delirio inventivo me ciega en la fuerza inspiradora que azota a este ser convulso, como al niño perdido de sinsentido, se recuesta en medio del océano, preguntándose por ese infinito zafiro. Debo confesarles que en estos últimos tiempos de existencia terrestre, nuestros personajes se han escapado de las palabras relatadas, para encontrarme siendo otro ser como ellos, parido por la diosa lírica que ya conocen lo necesario para saberme su soplo converso, vívido; nunca teman a escucharla con mi voz metafórica o en la de esa ave alboreada, ella existe para ser amada y descubierta.
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Marzo 2024
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