Mimeógrafo #123 Agosto 2023 Amón y la teoría de la moralidadGoyo Garavito (Colombia) ¡Hipócrita!, ¡hipócrita!, ¡hipócrita!...
La palabra retumbaba en su oído, carcomía sus entrañas, corrompía su existencia. No era fácil enfrentarse al vituperio colectivo. Su alma pendía de un hilo manchado de zozobra y desesperación por el acto ya infringido. Jamás superaría tan vergonzoso momento. Pero Amón, ¿por qué te afliges?, le dijo la voz detrás de la espesura de su propio miedo. No deberías temer ni mucho menos sentirte entristecido. No te culpo, sabes, sentirte como te sientes es el primer paso para aceptar que los demás están equivocados. ¿Cómo así que los demás están equivocados? Preguntó Amón con lágrimas en cada rincón de su maltratada vida. Todos tenemos un lado mancillado, atiborrado de maldad, corroído por los más agudos y perversos pensamientos. Es como caminar con una serpiente dentro de nosotros. Solo que algunos han desarrollado el don de dominar dicha serpiente. Aun así, no te confíes, todos han caído en las tiernas garras de una mentira, una traición, un olvido jamás esperado. Ves, Amón, no quedaría ni un solo títere con la cabeza pegada a sus hombros, pues con cada uno se habría comprobado lo que te he dicho con ahínco. ¿Y dónde queda el perdón, el arrepentimiento, el volver a comenzar? Preguntó Amón con voz sollozante. Son falacias Amón, son eso, puras falacias, contestó la voz. Y siguió diciendo: Ya después del acabose, de haber roto los cristales, de ver desangrar el dogma… nada volverá a ser como antes. Así que no te aflijas si erraste, si hablaste de aquellos secretos que, por descuido, desencadenaste. Si heriste a alguien clavando una daga en su espalda en el momento menos pensado. Si adulaste a algún samaritano y luego refunfuñaste en tus adentros queriendo desearle una visita prolongada al infierno. Sí, Amón, quita ese rostro marchito y levanta tu espíritu. El mundo seguirá palpitando, Amón, tú serás polvo y todo aquello en lo cual creíste también morirá contigo. No sigas escarbando en tu alma buscando ese algo que te consuele sabiendo que nunca lo hallarás. Solo sigue el camino, transita -eso sí, despacio y con cautela- por el sendero y no mires a ninguna dirección. Si lo haces, cambiarás el curso de tu destino y tus vísceras serán caramelos en las fauces de la tierra. La verdad no sé qué pensar, dijo Amón. Mi alma adolece al saberse ruin, deshonesta, inmoral. Me queman las llamas de la indecencia y poco a poco me convierto en cenizas. La gente me mira, me señala, murmura a mis espaldas, ríen, y disfrutan del festín. Eso es crueldad y no lo soporto. ¡Calla, Amón! Vas a enfermar y complacerás las sucias lenguas que invocan tu debilidad en estos momentos. Serás la Magdalena apedreada, lapidada y esta vez no habrá un ser que te levante y tome de las manos para llevarte al paraíso prometido. Te digo que te mantengas sereno, impávido, incólume. Solo así podrás afrontar la lluvia de miradas y ofensas silenciosas que tejen en sus bocas mientras honran un santo o una deidad. Aquí mismo está el ejemplo de lo que te he venido contando amigo mio. ¿Crees que es justo hablar del prójimo una vez has rezado no sé cuántas plegarias? No, Amón, el corazón de la gente siempre tiene un poco o mucho de esa sangre negra que no les permite ser ellos mismos ni siquiera frente al espejo. Por eso te insisto, no bajes la cabeza, mantente con la frente bien en alto y mira a los ojos sin asomo de temor. Aunque aquí valdría la pena recordar aquella frase de “quien esté libre de pecado que lance la primera piedra”. Nadie osará lanzarla, todos tienen un rabo de paja que los ahuyenta del fuego y la culpa los atormentaría para el resto de sus desperdiciados días. Te escucho y no alcanzo a entender algo. ¿Omitir esos sentimientos de culpa por un acto que va en contra del bien sería justificar el mal, darle rienda suelta a una maquinaria sin frenos? ¡Ay, Amón! La naturaleza de ustedes es tan predecible que a veces cuesta creer que han podido llegar tan lejos. Claro que se justifica el mal, pues en cada alma que deambula hay algo de este y resulta inevitable responder a tu pregunta con un argumento como el que ahora expresaré. Cuando la humanidad dice que el amor todo lo puede y soporta no están del todo perdida en sus cavilaciones. Sin embargo, Amón, también hay que decir que en nombre de dioses y sentimientos pintados de verdad se han consumado actos que dejan la moral de esta especie en el vaivén de la duda. No se puede creer en todo, nada es absoluto, nada se debe tomar de los extremos, nada es real Amón. Viven en una burbuja de mentiras que cuando se rompe en sus narices creen que es el holocausto, el final, la desgracia. Se olvidan que ellos son la mentira, la burbuja misma.
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