Obsesión creativaIrving Antonio Aréchar (México) “Muchos pueden burlarse, pero sólo porque no logran comprender hasta qué punto penetra la influencia del arte, incluso de un tipo tan degenerado como lo es la ficción popular”. STEPHEN KING Jorge Núñez era un escritor que apenas se adentraba en el ambiente literario, al haber creado la famosa obra llamada, Jaula de pájaros, donde demostraba uno de los mayores tabúes de la sociedad mexicana. Para su corta edad, Núñez alcanzó la fama a nivel nacional. Lo comparaban con escritores mexicanos como Juan Rulfo, Carlos Fuentes, José Revueltas, Rosario Castellanos, Ángeles Mastreta, entre otros.
Jorge llegó a su apogeo, sin embargo, éste no duraría lo suficiente. Si bien su obra había alcanzado la atención del público, en especial jóvenes, pidieron otro trabajo a mostrar. Aquello resultó ser un problema, pues no tenía trabajo hecho. Por primera vez, sufría de “bloqueo creativo”. Eso no resultó un problema para sus editores al principio, luego el bloqueo empezó a durar un mes, después dos meses, al llegar al tercer mes, las cosas empezaron a complicarse, quien se golpeaba la cabeza, en busca de inspiración pero sin éxito. Su mundo se desmoronaba y recurrió al “amigo” de los escritores en tiempos de crisis: el alcohol. Bebía en todo momento y a grandes cantidades, sin importarle que no pudiese pagar la ronda. Era una bomba del tiempo, hasta que Manuel, su representante y mejor amigo, se decidió apagarlo. Lo llevó a vivir a su casa, donde pensó estar a salvo de los vicios y pudiese concentrarse en su siguiente éxito. Afortunadamente, el problema del alcohol se terminó. El bloqueo creativo, seguía todavía. Jorge había entrado en una melancolía, pues empezó a creer las críticas de los medios y los demás escritores, que lo tachaban como “escritor mediocre” y “promesa fallida”. Nuevamente se hundió aunque sin recurrir a la bebida. Esta vez, pasó, mirando su laptop, buscando la creatividad. Aún seguía en blanco. Es cuando, despabilándose de su concentración inútil, buscó en el interior de los cajones que había en los muebles de la casa de Manuel. En medio de la búsqueda encontró un álbum de fotos. La mayoría eran de su amigo posando solo. Algunas eran con una pareja, ya vieja, andando entre los 50 y 60 años. “Deben ser sus padres”, pensó Jorge, quien los miró con admiración y ternura, como él miraba a sus padres. De repente, vio una de una mujer, pelirroja, joven, posiblemente de la misma edad que él y Manuel. Su presencia en el álbum le causó sorpresa, pues conocía a su amigo y era hijo único. No creía que ella fuera una hermana. Pasó a la siguiente página y encontró más fotos de aquella chica. Jorge quedó fascinado con ella, cuyo nombre quería saber. Manuel llegó en su momento de letargo por aquella pelirroja y lo despertó para preguntarle por qué miraba su álbum de fotos. -Es que me dio curiosidad -dijo Jorge. -¿De qué? -preguntó Manuel. -Por la chica que está en las fotos. Me impresionó verla. ¿Quién es ella? -le señaló a la mujer pelirroja, exaltado. -Una amiga de toda la vida -dijo Manuel. La respuesta resultaba en un tono nostálgico por parte de Jorge. Tenía la sospecha de que algo ocurrió. -¿Hubo algo serio con ella? -preguntó Jorge, esperando poder aclarar su duda. -Creí que sí -dijo Manuel. -¿Qué pasó? -preguntó Jorge. La postura con la que hacía aquel interrogatorio parecía más la de un fan obsesionado que la de un escritor consagrado. -No queríamos lo mismo y me salí de su vida. Jamás la volví a ver -dijo Manuel. La melancolía con la que expresaba esas palabras lo hacían creer a Jorge que se inundaría en lágrimas. -¿No trataste de buscarla en las redes sociales? -preguntó Jorge. -No pude. Sólo pensé en que ella nunca sería mía -aquellas palabras por parte de Manuel resultaron rotundas para Jorge, quien no se animó a hacer más preguntas. Manuel se esfumó, dejando a Jorge con su imaginación obsesiva de su amor platónico. Un minuto duró para que él idease la historia que resultase la mejor de las que había escrito en su vida y su regreso a la fama. Jorge pensó en el título de su nueva obra, Corazón de fuego, una novela, donde la historia se describiría de la siguiente forma: un hombre, quien también es el narrador de la historia se muda a una vecindad con ambiente tranquilo y buenos vecinos, en especial una mujer de nombre Gloria, quien está casada con otro vecino, con quien tiene un largo tiempo siendo felices. Gloria está confundida por lo que siente hacia el protagonista, pues con su esposo también es feliz. Esto la deja en un conflicto existencial, que la va enfermando, al punto de la muerte. El esposo la ayuda con todo lo que puede, el vecino también. El gesto la deprime aún más a Gloria, quien se da cuenta que debe elegir a uno. Y elige a al narrador. El esposo se enfurece. Él y el narrador terminan en una batalla campal en el patio de la vecindad, la cual, termina ganando el segundo, dejando al vecino vencido y muerto. Aquel suceso nunca fue a oídas de su amada. Sólo se limitó a decir: “Por fin, estamos juntos”. Ella acepta sin cuestionarlo y la historia termina siendo felices por siempre. Manuel se aseguró todas las noches de leer su trabajo de Jorge al terminar de escribir cada capítulo. Quedó maravillado con el texto que su representado escribió. Percibió que sería un éxito mejor que Jaula de pájaros. Sin embargo, igual que Jorge, no quedaría muy complacido con el título. Le dijo que convendría un nombre mucho mejor, pero Jorge se negó. Es una costumbre de los escritores, encapricharse con su obra de pies y cabeza. Jorge seguía observando las fotos de la exnovia de Manuel, como una inspiración para crear esta novela de amor disfuncional y terrorífica, adentrándose en un estado de inconsciencia creativa, donde sólo eran él y Gloria. Aquella obsesión por su musa también servía para satisfacer su amor platónico, que empezaba tener apariencia, un tanto bizarra para su amigo. Pero, mientras eso le diera inspiración no habría problema para el representante. En su mente de Jorge la retrataba a esta mujer como una diosa revestida de sol. No le quitaba los ojos de encima de las fotos, observaba cada detalle para utilizarla en su obra. Mientras más la miraba, más se imaginaban juntos en el paraíso, y eso lo utilizó para escribir en una noche, de 50 a 60 páginas. Una noche, quedó desparramado en el sillón después de redactar su número record de páginas. Cerró los ojos y tuvo uno de los sueños más impresionantes pero también el más inexplicable. En su sueño sintió una mano suave y cariñosa frotar su cara, esa sensación lo puso en alerta, que abrió los ojos y vio lo imposible. Era la mujer de las fotos. Jorge quedó boquiabierta ante la revelación que habría frente a él. Lo primero que pensó fue que estaba soñando. Y efectivamente, estaba soñando. Pero eso no le quitó lo cautivador que fue su sueño en ese momento, donde esta mujer, quien le dio un nombre imaginario en su novela, lo rodeaba por el sillón, contoneándose, cubierta con nada más que una manta blanca. Jorge pudo notar su cuerpo suave, de pies a cabeza. Ella se acercó a Jorge, dejando que él la tocara para sentirla. “¡Qué bella!”, pensó Jorge, cuyos ojos estaban poseídos por aquella imagen. -“Hola, Jorge” -dijo la mujer. -“¿Quién eres?” -preguntó Jorge. -“¡Soy Gloria!” -dijo la mujer. -“¿¡Gloria!?” -su impresión le dejó exclamar esa pregunta, que le dio miedo que alguien lo escuchara. Luego, recordó que era en un sueño. -“Claro, cariño. Ese es mi nombre” -dijo Gloria, engalanando a Jorge. -“No es cierto. Es un nombre falso. Yo lo inventé. Tú nombre real no lo sé” -dijo Jorge espantado, tratando de apartarse de ella. -“¿Acaso eso importa? Tú me amas, ¿no es cierto?” -se acercó nuevamente Gloria, acercando su cara con la de Jorge. -“Sí. Te amo. ¡Te amo de a montones!” -esto último lo exclamó para que todos lo oyeran, aun sabiendo que no había nadie más que él y Gloria. -“Entonces hazme tuya en la historia. No dejes que nadie más me tome. Tú eres mi rey, eres mi todo” -le dio un beso en la boca al acabar de hablar. En ese momento, Jorge despertó de su sueño interminable pero maravilloso. “Claro que sí, mi amor, sólo serás mía”, pensó Jorge, mientras veía la luz del día por la ventana de la sala, mientras escuchaba pasar a su representante, preguntando si había dormido bien. Jorge sólo se limitó a contestar: “Excelente”. Volvió al trabajo. Ahora sabía lo que tenía que hacer. Ya no era sólo poner a Gloria como una protagonista de la historia, sino también como el objeto deseado, su hermoso premio. Por desgracia, su mundo de fantasía terminó. Vio a Manuel y a la mujer pelirroja. De nuevo, creyó estar soñando. La sensación de amor llegó a inundar su cabeza, al verla otra vez. Pero, en esta ocasión no se trataba de un sueño. Era muy real. -Hola -dijo la mujer pelirroja. -Hola -dijo Jorge, no pudiendo ocultar su impresión por semejante mujer. Manuel se rio por la reacción de su amigo. -¿Ocurre algo? ¿Tengo algo en la cara? -la cara de la mujer era de preocupación por la mirada de Jorge, que la sentía mirarla por dentro y ya no por fuera. -No. No es nada. No te vi entrar -dijo Jorge, quien desvió la mirada y habló con Manuel. -Llegó ayer en la noche. Estabas dormido en el sillón -dijo Manuel. Jorge se sintió feliz. Encontró al “fruto” de su inspiración en persona. -Mucho gusto -dijo la mujer pelirroja a Jorge, quien le dio la mano en señal de saludo. Él le devolvió el gesto, sin dejar de mostrar nerviosismo por la chica. -Ella es Ximena -dijo Manuel señalando a la mujer pelirroja-. Es la mujer de las fotos. Mi exnovia. Pero ya volvimos -este comentario generó estragos en Jorge. Fue como si le ensartaran, no una flecha, sino una espada grande y filosa en el corazón. Jorge sólo se limitó a contestar con “oh” ante la noticia de su amigo y representante, y después de unos cinco segundos con “felicidades”. Aquella mujer que la había soñado como su único amor, ya no era suya. -Sí. No me lo puedo creer. Un día, cuando estabas escribiendo, me llamó ella y empezamos a hablar. Nos vimos otro día, igual cuando estabas trabajando en tu obra, pero esta vez en persona. Empezamos a hablar sobre la forma en la que terminamos. Al final, decidimos darnos una segunda oportunidad. Y así quedamos desde entonces -la consternación de Jorge ante la historia de su representante y su “amor platónico” era tan evidente, que él y Ximena le preguntaron si estaba bien. -Sí. Estoy bien. Es que no me imaginaba que volvieran después de tanto tiempo. -Ni yo. Fue como si algo me dijera que debía volver con él -dijo Ximena mientras miraba con una sonrisa pronunciada en dirección de su enamorado. Jorge no lo soportó y apartó los ojos de la feliz pareja. Se apartó de los dos, no sin antes, recoger su novela antes que Manuel, aunque él le dijo que ya había leído su novela mientras dormía. Jorge quedó sorprendido ante el acto de su amigo. Es una canallada hacia un escritor leer su obra sin antes consentir para leerla. Su molestia por el entrometimiento a su obra fue grave, pero no tanto como Ximena por volver con su exnovio. La mujer que había soñado con pasión, por quien se había inspirado por hacer la mejor obra de su vida, en ese momento, lo traicionaría de la peor manera. Jorge sólo se limitó a preguntar si también ella lo había leído. -No lo leí. No me gusta el terror. Me da pesadillas después -dijo Ximena con una sonrisa tan esplendorosa, que hizo brillar los ojos de Manuel. A Jorge sólo le causó malestar ver aquella escena. -Que bien. Porque aún no está terminado. La historia no es como yo pensé. Necesito cambiar muchas cosas -declaró Jorge, quien se sinceraba como un niño ante su maestra por haber entregado su tarea en la hora del receso. -A mí me gustó. Es intensa, terrorífica y romántica. Un éxito rotundo -dijo Manuel, quien se podía notar aquel apuro por llevarla a la editorial a que la publicasen. -No. No está bien. Me equivoqué con la historia. Así no fue como me imaginé que terminaría -declaró de nuevo Jorge, esta vez con tono melancólico. -Cómo veas. ¿Cuánto tiempo te tardarás en modificar la historia? -preguntó Manuel. -Dame dos días. Es lo que necesito para terminarla -dijo Jorge, convencido de que ese era el tiempo que necesitaría para terminar su historia a su gusto. -De acuerdo. Si estás seguro, adelante -comentó Manuel con cierto desgano. Realmente quería llevarla a la editorial ese mismo día. Los tres se separaron durante el resto del día, Manuel y Ximena se fueron a pasear por la ciudad como novios oficiales. Jorge se iría a su departamento, esta vez, a planear su venganza literaria contra la mujer que lo traicionó. Al llegar a su departamento, reflexionaba una y otra vez lo sucedido. ¿Cómo era posible que la mujer de sus sueños, su musa literaria, la protagonista de su obra, pudiera dañarlo tanto? Era tanto la confusión, la rabia y la angustia, que le causó un enorme cansancio. Se acostó en su cama y durmió profundamente. Soñaría con Ximena, pero como la heroína de su novela, Gloria. -“¿Por qué me hiciste esto?” -preguntó Jorge a su musa, quien estaba al borde del enojo. -“¿Qué hice, mi amor? No te entiendo” -dijo Gloria, quien actuaba inocente y encantadora como siempre. -“No te hagas. Volviste con Manuel. ¿Por qué lo hiciste?” -dijo Jorge sin ocultar su indignación por su hecho en la vida real. -“Es que los amo a todos, mi amor” -dijo Gloria, mostrando una sonrisa de par en par. Jorge lo sintió falsa. -“No te creo. Me engañaste. Todo este tiempo me viste la cara de tonto, pensando que me amabas. Yo te amé y tú me traicionaste” -aclaró Jorge ante su musa rota. -“¿Acaso ya no me amas?” -preguntó Gloria consternada, casi llegando a las lágrimas ante las palabras de desprecio de Jorge. -“¡Ya no! Me das asco. No quiero volver a verte -esto último lo dijo una y otra vez, gritándolo tan fuerte para que le quedara en claro su total desprecio hacia ella. El sueño terminó para Jorge, como también la relación con su musa, pero no podía demostrarlo, con nada más que su novela. Tomó nuevamente su laptop y empezó a cambiar las escenas y situaciones en su historia, describiendo lo que para él era la verdadera relación entre el protagonista y Gloria. Ya no era un amor disfuncional. Ahora era traicionero, donde el protagonista, luego de haber matado a su competencia por el amor de su amada, le avisa que lo ha matado y que por fin pueden estar juntos. Gloria llora desconsoladamente, pues amaba a su esposo, más que a él. Le dijo que lo suyo fue un error y que nunca podría nada más que amantes. El protagonista, indignado ante la revelación de quien creyó era el amor de su vida, decide montarle una almohada en la cara, asfixiándola hasta el matarla. Jorge quedó satisfecho con el final. Por fin obtuvo su venganza. Sólo le quedaba una cosa, cambiar el título. Quería deshacer todo lo que le recordara lo bueno que tuvo con su musa. Ya no sería Corazón de fuego como al principio. Ahora sería acorde a lo que él sentía en ese momento, algo fugaz y lleno de tristeza. Y pensó: Corazón líquido. Su obra se lo mostró a Manuel, esta vez terminado como Jorge lo quería. Al principio no quedó muy impresionado con la nueva historia. Sintió que la anterior era mucho mejor. Aunque el titulo le pareció más interesante que el primero. No quiso ser exhaustivo con su representado, pues consideraba primordial llevarla a las editoriales de inmediato. Ese mismo día la llevó a publicar, y en un mes todas las librerías del país vendían su obra. El nombre de Jorge Núñez, nuevamente, sonaría en la comunidad literaria en México. La novela tuvo éxito rotundo a nivel nacional, no sólo era una de las novelas más vendidas en México, sino también la más conocida en el ámbito dramático. En seis meses, su obra se interpretó en las salas de teatro a nivel nacional. Más tarde, se tomó en cuenta la idea de hacerla película, donde la interpretaría actores de talla internacional como Martha Higareda, Alfonso Herrera, entre otros. El éxito estaba al alcance de sus manos otra vez, pero jamás imaginaron el nivel que alcanzaría la narración. Sin embargo, no le generó a Jorge la misma alegría y satisfacción que a Manuel. La historia pasó a segundo término para él desde el problema que tuvo con Ximena. No podía olvidar lo que había pasado. Mucho menos, podía olvidar a su musa. Lleno de tristeza y enojo por la traición imaginada, Jorge recurrió nuevamente al alcohol. Esta vez tomaba en exceso, que lo llevaba repetidas veces al hospital para atender su problema. Todo era un círculo vicioso para todos, incluyendo a Manuel, quien daba la cara por él. Hasta una noche que resultó ser la última. Descansaba en la cama, tratando de conciliar el sueño, cerró los ojos un momento, y después, sintió un ambiente frío e inhóspito a su alrededor. No se escuchaba ningún ruido, ni señal de gente en el cuarto y pasillo. Es cuando sintió una mano jalándolo por uno de sus hombros y voltear a Jorge a 180 grados, para luego sentir algo punzante en su pecho. Fue un cuchillo y se lo habían enterrado profundo. Pudo reaccionar lo suficiente para ver la cara quien quisiera matarlo. Su reacción denotó desesperación, al ver la cara de Gloria. Jorge intentó sacar el cuchillo de su pecho pero Gloria se le adelantó, incrustándoselo en la cara. Por más que se defendió, no pudo escapar de su agresora. Gloria, mientras le apuñalaba, le gritaba que debía sufrir por ella, como ella sufrió por él. -“¡Yo te cree! ¡Tú eres mía! ¡Siempre serás mía!” -gritó Jorge con la sangre chorreándole por todas las cavidades que había hecho Gloria. -“Ya no más. ¡Ya no te amo!” -sentenció Gloria. Le ensartó el cuchillo en el pecho por última vez. Al día siguiente, los pacientes en el cuarto despertaron, donde presenciaron por primera vez a Jorge con el cuerpo pálido y los ojos perdidos. Eso no era lo terrorífico, sino la enorme mancha de sangre que había en el centro de su bata blanca. Eso alertó a los enfermos, quienes gritaban a la nada, esperando que alguien llegara en su auxilio. Enfermeras y doctores llegaron precipitadamente, viendo el cuerpo sin vida. Intentaron reanimarlo pero fue imposible. Supusieron, había muerto en la madrugada y en silencio. Pero el horror no terminó. En ese momento, todos en la habitación observaron el pecho de Jorge goteando sangre a borbotones. Una escena aterradora para todos en la habitación. Le hizo honor a Corazón líquido.
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