El calendario lunar de GonzalitoM. S. Alonso Gonzalo siempre ha sido y será Gonzalito para los vecinos de la barriada donde nació y creció. Uno cree inequívoco que alguien sienta que ocupa un cuerpo que no le pertenece, sin embargo, Gonzalito siempre lo supo. Era una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre.
A los cuatro años Gonzalito comenzó a sentirse niña. Durante la niñez, prefirió jugar con las niñas y sus juguetes, los niños lo intimidaban. Quiso hacer uso del mismo modo de su ropa. La madre no lo permitió. A los catorce años, despertó la sexualidad en Gonzalito. Comenzó a perseguir a los niños mayores, los de diecisiete años, para que lo besarán e hicieran con él lo que quisieran. Para su madre, una vieja enfermera conocida en los bajos fondos como La asesina de los no-natos, su repentino interés por los hombres fue un hecho aberrante. Practicar abortos a menores de edad, prostitutas y otras mujeres, no era una aberración; ser un adolescente homosexual desorientado, sí. ─Hijo ─llamó su atención la madre, en cierta ocasión–, no puedes ir por la vida persiguiendo a los hombres. Te va a pasar algo malo. ─No creo que eso ocurra, mamá ─desdeñó su comentario─. Deseo que me coja un hombre o varios ─rio─ y no podrás evitarlo. ─Lo que digo es por tú bien, hijo. No puedo cuidarte del todo, por los turnos en el hospital, pero tú hermana mayor vigilará tus pasos. ─¿Vigilarme? ¿Ínmarie? Ja, ja, ja. ¡Por Dios! ¡Ella es tan puta como tú, mamá! La madre de Gonzalito le volteó el rostro al adolescente de un puñetazo, haciéndolo sangrar. ─A mí no me hablas de esa manera. A mí me respetas, muchacho marico ─dijo. Hasta ese día, Gonzalito no hubo conocido la ira de su madre. Hasta ese día la madre se preocupó por Gonzalito. Era su hijo, lo amaba. Solo Dios sabia cuán grande era su amor por él. Pero ya nada pudo hacer por su mente corrompida. Como si La asesina de los no-natos hubiera realizado una predicción, a Gonzalito, su hijo, lo violó un viejo malandro que apodaban en el barrio, El Indio. Acababa de escapar de la cárcel. ─¡Por marico! ─decía el malandro al violentar el cuerpo del adolescente. ─¡Eso es, hermano! Así se cogen los maricos. Dale más duro, para que deje la mariconería ─dijo el hermano de este. Aquel hombre bárbaro por poco mata a Gonzalito. Desde ese día, se dice que El marico del barrio, como solían llamarlo, no persiguió más a los hombres. Comenzó a vestirse de mujer, dejó crecer su cabello y realizó un curso de peluquería. Tanto, el malandro que lo violó y el hermano, volvieron al penal de Tocuyito. La madre de Gonzalito, murió. Él y su hermana tienen un salón de belleza en Guayaquil, Ecuador, uno de tantos, donde se les corta el cabello a los clientes guiados por el calendario lunar. Se les explica cuando es luna menguante o cuando es creciente, según el corte que deseen.
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Marzo 2024
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