Asuntos pendienteMercedes de Paz (Guatemala) La explosión fue repentina.
Estaba en casa de mi familia cuando escuché un fuerte ruido que me lastimó los tímpanos. Debido al ardor que sentía en mi pecho bajé la vista. Mi blusa, pulcramente blanca tenía una gran mancha rojiza que poco a poco iba creciendo más, debí imaginar que era una mala idea visitarlos después de tantos años sin contacto. Yo salí de casa por voluntad propia. Bastaba con odiarme a mí misma como para soportar los insultos de mi padre y mi hermano gemelo. Quien más me dolía era mi hermano, nacimos juntos, crecimos separados emocionalmente hablando. Cada día él me recordaba al igual que mi padre que yo era la “loca” de la familia; qué triste era tratar de ser feliz estando ellos bajo el mismo techo que yo. Mi madre me miraba con tristeza al notar que yo usaba sus prendas de vestir; siempre me hizo sentir incómoda el hecho de saber que ella nunca sonreía, pero, aun así, procuró tratarme como a una hija. Me dolió bastante abandonarla. Pero mi padre, él era otra historia, para él yo era un desperdicio, su hijo defectuoso y ese veneno se lo transmitió a mi hermano. Al verme jugar con muñecas me las arrebataban y rompían en frente de mí. Al comprar mis primeras prendas femeninas me las cortaron y quemaron. ¿Saben lo complicado que es vivir en un cuerpo erróneo? Pareciera una burla de la naturaleza, tu mente puede llegar a jugar cruelmente contigo. Es horrible tener la sensación de que estás presa. Cuando ya no pude soportar más empecé a tomar unas hormonas que una amiga, la única que tenía, me había recomendado. El busto me empezó a crecer, mis caderas se ensancharon un poco, empecé a cambiar la voz para que sonara más femenina y esa fue la gota que colmó el vaso para mi padre. Recuerdo bien que me amenazó con su pistola, sabía que él no me soportaba, pero no que podría llegar al punto de querer quitarme la vida. Fue mi madre quien lo calmó y antes que fuera ella quien pagara las consecuencias, me fui lejos de casa. Me fui con la imagen en la cabeza de mi padre apuntándome y las últimas palabras de mi hermano que fueron: te salvaste por muy poco. Salir de casa fue la mejor opción, terminé mis estudios, conseguí un trabajo, fui a terapia y cuando estuve a punto de hacerme la cirugía para cambiar por completo recibí una llamada de mi madre. Mi padre había fallecido y ella quería que yo estuviera en el funeral. A él lo enterraron hace dos días. Hoy es mi entierro. Mi hermano terminó lo que no completó mi padre ese día. Descanse en paz la mujer que había en mí.
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Marzo 2024
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