Diferentes costumbres, diferentes maneras de vivir,
pero los dos amamos con el corazón. No podré entender tu lenguaje, pero mejor dejemos que hablen nuestros sentidos. Dejemos que nuestros cuerpos se conozcan. Tú y yo, diferentes culturas, pero con el mismo deseo y amor. En nuestros mundos lo que importa es el amor y no las palabras. La edad se la lleva el tiempo, quédate conmigo, no escuches las palabras ajenas. Solo una oportunidad pido para demostrar la madurez de mi amor. Prometo que te demostrare que mi corazón está a tu altura. Olvidemos las edades y dejemos que este amor se realice. Para amar, solo es necesario nuestro cuerpo y alma.
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Dicen que los poetas deben tener una estrella en la frente.
O por lo menos un dedo metido en el culo para no ser confundidos con algún sicario. Y gozar de tarifa preferencial en los baños turcos hasta la madre de sudor y semen. En esta ciudad de pezones rosados deberían de tritura la lengua del poeta. Apostata de la palabra. Arrojarla hecha mierda sobre el cemento de la Avenida Central y bailar hasta al amanecer sobre la sangre asfáltica de toda la ciudad. -“Funkeame el cuerpo, niño…”
decías yo, entendía, o pienso: Tú, musa, interpretas tus propios silencios o “comollamesatus…” Tantas piel-sibilidades sensible tú, reflejo yo gatillo tú, yo, ergo, servicial siempre te espero tantas ansias, tantas veces tantras vidas, tuyas mías abrazos –sismos- recargapilas, perspectivas… Pequeñas muertes torrenciales en la punta de las yemas de los dedos -“Funkeame, ahora yo…” repetías, en pop, armonías o… comolellamesatus… que tanto me inquietan y, tú, ya sabes el resto. |
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Marzo 2024
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