Los ojos me despeñan por el abismo de la noche: me veo postrado en un sepulcro de blanda tierra. Descenso a un momento de inexistencia, los matices que trasluce el plumaje del cuervo dibujan alas a la mirada, CÉSAR SILENS Noctívaga divagaciónCésar Silens (México) Los ojos me despeñan por el abismo de la noche:
me veo postrado en un sepulcro de blanda tierra. Descenso a un momento de inexistencia, los matices que trasluce el plumaje del cuervo dibujan alas a la mirada, que, astuta, desde la oscuridad depreda y planea sobre el precipicio del insomnio y planea un ardid al tiempo. Sigilo atemporal, mas sigilo inexcusable, la angustia aduce pútridos motivos que raspan la garganta del absurdo, que amenazan con mancillar el silencio cuyo discurso es ademán esclarecido diamante de monólogo cristalizado piedra hecha luz refracciones de sólido concepto que vislumbran el confín de la madrugada adyacente al inerte grito de la cascada, polvo sediento de circulación o de carroña, buitre sordo que bebe un cáustico sorbo en el manantial subyacente a un razonamiento supeditado a la sombría visión del sueño delatado por las huellas olvidadas en la ciénaga. Noctívaga divagación… El légamo entre los dedos se hunde… Las manos asfixiadas por una sequedad de sangre… Negra aridez que circunda los ojos, anegados en una espesura de pestañas pétreas, estalactitas y estalagmitas en el rostro extraviado de la cueva insomne, en que la ceguera agota el espacio y acontece queda la luz extenuada. Sombras sudorosas… Memorias cóncavas en la pared… La quietud edifica la mente intersticial entre los muros de la piel.
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Marzo 2024
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