Lirios para Eros y AfroditaM. S. Alonso (Venezuela) Gritos de dulce amor, arropados por la luz del apenumbrado silencio.
Tras el velo, la amielada cascada, donde acunas con tus labios himnos sobre mi cuerpo. Cuerpos haciendo cuerpo, el Todo se abisma. El abismo es un espejo fracturado que nos miente. Eros me postró a tus pies. Afrodita, ante mi capullo en flor, te doblegó. Unges mis cetrinas columnas con tú néctar. Te grabas en mis sienes. Mi sedienta y fecunda ánfora, recibe el dominio salvaje de tus afiebradas manos. Psique camina sobre temblantes volcanes en erupción. Somos cenizas lamidas por el viento. Y una vez más hacemos cuerpo. El viento nos tiende al horizonte, el Todo se contrae. Naufragué en la tesitura cielo de tus pupilas. Virginal, me quiebro ante el instinto de procreación. Abismada, abrasada por la danza del fuego, Eros es carbón vivo, enmudece mis tormentos. De rodillas ante ti, saqueas mi carne. Soy esclava de tu torre, de su rostro marmoleo. La blasfemia hurga en mi boca. La Mariposa, rompió el capullo. ¡Paladín de pueblos! ¡Paladín de ciudades! ¡Mi dulce Señor! Te recibo con mis labios, recibo el Hidromiel de los Dioses, el Maná, alimento de los judíos en el desierto. En mi recibo la infinitud de tu castillo. Todos mis pecados son lirios para Eros y Afrodita. Escucho el golpe seco de tu cuerpo, abismándose, el dulzor de la cascada cae en el ahielado río. Y los peces fecundos corren ágiles. Y la voz de mi silencio calmo. El reverberar de tus poros en los míos. Todo ilumina la soledad, la ingravidez de mi mudez. Soy marioneta en tus manos. Eres Ave Fénix, cuyas raíces renacen desde mi ánfora.
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Marzo 2024
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